Según mi experiencia, la clave para tener un súper parto es la preparación. También pienso que es muy importante prepararse de alguna manera para el posparto, que es el gran olvidado por todo el mundo.
Hay tantas personalidades diferentes como personas. En mi caso lo que me aporta más tranquilidad es tener la mayor cantidad de información posible. De esta manera siento que pase lo que pase, tomaré las mejores decisiones o en caso de no estar segura, podré hacer las preguntas correctas que me ayuden a tomar la decisión más acertada.
También hay otras personas que prefieren informarse menos y ponerse en manos de los profesionales sanitarios, dejando que sean ellos los que decidan o las ayuden a decidirse. La pega que le veo yo a esta opción es que a menudo no conocemos a los profesionales que nos van a atender durante el parto, y por lo tanto no podemos estar seguras de si están más o menos actualizados, o si tienden a medicalizar los partos, etc. Podemos tener tanto buena como mala suerte con el personal que nos toque en ese día tan importante y a mí no me gusta dejar nada al azar 😉
Seas del tipo de persona que seas, un mínimo de preparación te vendrá estupendamente para conseguir el parto y el nacimiento que deseas para tí y para tu hijo. ¡Y encima te puedes divertir y aprender en el camino!
Si estar en forma es muy importante de cara al esfuerzo físico que vas a realizar durante el parto, más importante me parece aún, estar bien preparada psicológicamente. En esta entrada vamos a hablar de la preparación física.
Tener una buena preparación física es fácil hoy en día, ya que hay más oferta de clases de pilates, aquagym o yoga para embarazadas. Simplemente salir a andar es un ejercicio buenísimo que ofrece múltiples beneficios para la embarazada: ayuda a regular el peso, favorece la circulación sanguinea, regula el ritmo cardiaco y respiratorio y en la última etapa del embarazo ayuda a que el bebé se coloque correctamente. Además resulta que es gratis y muy agradable.
Visitar regularmente a un/a fisioterapeuta especializado/a en suele pélvico tiene también sus beneficios tanto en el parto como en el posparto. Es recomendable que te hagan una valoración para evaluar en qué condiciones está tu suelo pélvico para poder irlo “entrenando” durante el embarazo. Para ello suelen usarse los famosos ejercicios de Kegel, que tu fisio te recomendará en función del estado de tu suelo pélvico.
A partir de la semana 34 también se recomienda comenzar a practicar el masaje perineal, que sirve para dar elasticidad al periné. Esto se hace porque podría evitar desgarros y episiotomías, o hacerlos más leves. No hay evidencia científica de que sea así en todos los casos, pero yo prefiero intentarlo y si ayuda pues estupendo, daño desde luego no va a hacer. Tu fisio os enseñará a tí y a tu pareja cómo efectuar el masaje, que se tendrá que realizar en días alternos aproximadamente a partir de la semana 34 o 35. El masaje no suele durar más de 10 minutos y se caracteriza por no ser muy agradable para la persona que lo recibe, aunque en ningún caso debe resultar doloroso. De hecho, recuerdo que mientras estaba pariendo a mi primera hija (el segundo aún está en camino), la matrona me iba haciendo el masaje perineal durante el expulsivo para facilitar su salida.
Otra cosa que me resultó muy útil en mi preparación al parto fue ensayar los pujos con la ayuda de un aparatito que se llama “epi-no” (viene de episiotomía no).
Éste es el aparatito en cuestión. Funciona introduciendo en la vagina el extremo azul e inflándolo poco a poco hasta que sientas que la presión es suficiente. Después puedes ensayar las respiraciones y los pujos y expulsar el globito como si estuvieras pariendo. Cada vez será capaz de poner el globito más grande, y así entrenar también el periné para el momento del parto.
Aunque lo puedes usar tú misma en casa, es recomendable que esta práctica se haga con la ayuda de un fisio, ya que será más fácil para tí y además ellos tienen más experiencia y podrán incluso realizar contigo algún ejercicio más.
Lo que más me gustó a mí de usar el epi-no, es que antes del parto, ya sabía cómo se sentía el famoso “aro de fuego” que se siente cuando el bebé ya está sacando la cabeza por la vagina. Yo me imaginaba que se sentiría mucho dolor, pero lo que yo sentía era mucho calor en la zona, como si quemara. Esto me dió tranquilidad, y me ayudo a reconocer durante el parto de mi hija que ya faltaba poco y pronto la tendría en mis brazos.
En mi actual embarazo (estoy en la semana 36+2 a 16/02/21) estoy haciendo la misma preparación física que llevé a cabo para mi primer parto. Aunque esta vez me estoy tomando más en serio el tema de andar (ando 6km al día) y he empezado antes con el pilates para embarazadas. Así que espero tener los mismos, o mejores resultados durante el nacimiento de Lukas.
Espero que os haya ayudado esta entrada y si tenéis alguna pregunta no dudéis en escribirme.
Un abrazo de Lola, tu doula.
Ojalá hubiera contado con una doula como tú en mis dos pospartos, sentí una gran soledad, aunque estaba acompañada.
Muchas gracias por tu comentario Martina. Si conoces a alguna persona que pueda beneficiarse de mi acompañamiento, no dudes en pasarle mi contacto. Un abrazo.